Un mentor es una persona que ayuda a lograr los objetivos y metas de sus protegidos o mentorizados, los mentorizados, son niños, niñas o adolescentes de su propia comunidad. Esta estrategia de prevención de la violencia ha sido desarrollada por CESAL desde 2014, obteniendo una respuesta altamente positiva en las comunidades, por el nivel de involucramiento de los actores locales. En el marco del proyecto “Mejora de la educación y la participación juvenil para la prevención de la violencia, en los municipios de Izalco y Sacacoyo” financiado por la Generalitat Valenciana y ejecutado por CESAL El Salvador, se organizó un Foro de Mentoraje Comunitario, el cual tuvo por objeto presentar la metodología a los Gobiernos Municipales, Instituciones Educativas y ONG´s interesadas en conocer dicha herramienta.
El foro se desarrolló en paralelo en los dos municipios beneficiados y los protagonistas fueron mentores, mentoras, niños y niñas protegidos que participan en el proyecto, quienes contaron como ha sido su experiencia dentro del programa. Tuvo una asistencia total de 111 personas, entre los que se destacan representantes de centros educativos, promotores municipales y padres de familia, que a su vez se han visto involucrados en la formación y acompañamiento de sus hijos e hijas en el programa.
El proyecto financiado por la Generalitat Valenciana ha tenido una duración de 2 años, en los cuales se han formado 42 mentores y mentoras, en las temáticas de liderazgo, escucha activa, autoestima y plan de vida. Desde que fueron formados los mentores han dado acompañamiento a 3 niños o niñas de su comunidad, siendo un guía para su camino y educándolos en valores. “Las mentoras nos hemos unido y no sólo recibimos a nuestros tres niños protegidos, sino que el grupo se ha hecho más grande y compartimos un taller juntos” Comentó Natalia Pérez, mentora de la comunidad Los Compadres. Actualmente el total de niños y niñas protegidos es de 128.
Algunas sesiones de seguimiento se convirtieron en talleres de manualidades y de refuerzo escolar en donde las y los mentores ponen toda su creatividad para hacer que sus protegidos y protegidas vivan una experiencia bonita, educando en valores y convivencia pacífica. Durante la cuarentena los encuentros se vieron pausados, pero la alegría del reencuentro fue inolvidable. El mentoraje además ha servido como apoyo para la formación académica de los protegidos, aplicando el conocimiento tecnológico, para aquellos que tuvieron dificultades con la educación a distancia.
Durante el foro los participantes expresaron cómo el programa ha cambiado sus vidas, contando historias personales que han vivido en el proceso. Rosa Elena Marroquín de Izalco, mentora de la comunidad Cuyagualo en Sonsonate compartió que entrar en el proyecto le ha permitido capacitarse para enseñar a los niños y niñas, además de dejar huella en los jóvenes desarrollando habilidades nuevas.