Tú, que colaboras con CESAL haciendo aportaciones económicas; tú, que has dado un paso al frente y has entrado a formar parte del voluntariado; tú, que te has movido como empresa para que no falten alimentos; tú, que has empujado a tu empresa para que tus compañeros y compañeras ayudéis a las personas más afectadas por esta crisis; o tú, que has hecho que más personas conozcan nuestro trabajo y entren a formar parte de CESAL, sois responsables, también, de los pasos que estamos dando para que entremos en una nueva fase: la recuperación de las vidas de la juventud que sigue cocinando para las familias que lo siguen necesitando.
El Mirador de Cuatro Vientos , de la emergencia a la reconstrucción. Una experiencia de formación para el empleo
La experiencia de Cuatro Vientos empezó en mayo en los colegios de Latina. Turismo Solidario y CESAL, como parte de este movimiento social, fueron llamados por el concejal presidente de Latina, Alberto Serrano a atender a las familias del distrito. Allí se llegaron a elaborar 3.500 menús diarios. Los colegios retomaron sus actividades y las cocinas se cerraron.
La colaboración público-privada hizo que El Mirador de Cuatro Vientos retomara la elaboración de los menús. “Este es un momento clave. El Mirador de Cuatro Vientos nos permite dar un paso más y empezar a construir futuro para la juventud vulnerable que, en buena parte, ha sido protagonistas en esta emergencia, cocinando de forma voluntaria. Su labor ha sido y es admirable. La mayoría de los jóvenes necesitan ser apoyados, pero no han dudado en ponerse manos a la obra y cocinar de manera voluntaria. Y hemos decidido retomar parte de la esencia de nuestro trabajo, ofrecerles formación a través de la que integrarse social y laboralmente”. Pablo Llano, director de CESAL.
40 jóvenes se están formando a la vez que cocinan para ayudar a las familias del distrito de Latina, desde 1 de julio, y lo harán hasta finales de agosto. Trabajan en turnos de lunes a jueves y de jueves a domingo. Entran a las 8:00 de la mañana y salen a las 15:00 horas. En este tiempo, elaboran 2.500 menús.
Serán pinches de cocina cuando superen sus prácticas laborales en restaurantes, que darán inicio en septiembre. “Las prácticas laborales les abre una oportunidad al mercado de trabajo. A la mayoría, es muy probable que les hagan un contrato al finalizarlas. La experiencia nos demuestra que casi el 80% consigue un empleo tras su formación. Esto es así porque la mayoría tiene una actitud muy buena. Son jóvenes que han tocado fondo y ven en la cocina su oportunidad. Aquí, además de a ser pinches, aprenden sobre trato en la cocina, a trabajar en equipo, a seguir las instrucciones que les damos; a lidiar con sus emociones. La cocina es muy estresante, por lo que requiere desarrollar habilidades muy específicas. Pero su nivel de motivación es muy alto. Son jóvenes excepcionales”. Chema de Isidro – Cocinero, profesor jefe de cocina en Cuatro Vientos e impulsor de Turismo Solario 2020.
"Muchos nos dicen que no vienen a un curso, dicen que vienen a trabajar. Se lo toman como un trabajo. Se sienten bien porque es algo real. Algo que se entrega diariamente. Están muy impactados porque son capaces de sacar adelante todo el trabajo. Se sienten muy motivados". Carolina Mónaco - Profesora de Habilidades Sociales.
La actividad en Cuatro Vientos es frenética. Los chicos y las chicas, se cambian, toman un desayuno rápido y empiezan picando verduras, carne, pescado, en función del menú que, cada mañana les indica Chema. Una vez elaborados los menús, se ponen en barcas y se llevan a la zona de envasado, labor de la que se encargan una docena de personas voluntarias.
Luego toca limpiar. "Todas las tareas se hacen con ilusión. Nos han sorprendido. Se ofrecen voluntarios hasta para las tareas más tediosas, como encargarse del office o sacar la basura”. Carolina Mónaco.
Jóvenes con vidas difíciles que responden ante una mano tendida
Son jóvenes con vidas difíciles. La mayoría procede de centros de menores, centros de mayores o pisos tutelados de la Comunidad de Madrid. No han contado con la autoridad de nadie que les haya hecho de guía, aunque son como esponjas, se adaptan con facilidad. "Pero son muy frágiles. Se enfadan con facilidad, pero entran, poco a poco, en la dinámica. Los chicos y las chicas ven que nos preocupamos, que estamos atentos, que rectificamos cuando algo no se hace bien, pero, sobre todo, aplaudimos sus éxitos. Y esto es algo a lo que no están acostumbrados. Siempre se les ha reprochado lo que han hecho mal, pero poca gente les ha dicho qué han hecho bien”. Fernando Morán – Responsable de Habilidades Sociales. Este es el caso de Mousa, un chico que ponía mala cara con facilidad. En pocas semanas, ha dado un cambio radical. Ahora responde de forma positiva y está totalmente integrado.
En Cuatro Vientos aprenden con jóvenes de diferentes nacionalidades, proceden de Marruecos, Argelia, Bangladesh, Perú, Argentina, España, Venezuela, Bulgaria, Guinea Conakri o Gambia y tienen entre 17 y 30 años.
Zakarias El Ouargali tiene 18 años y es de Marruecos. Vino en busca de un futuro mejor, pero tomó malas decisiones, como él mismo nos cuenta, y acabó en un centro de reclusión de menores. Sabe que quiere una vida mejor, encontrar un trabajo y ser independiente. La cocina le gusta mucho y quiere ser ayudante de cocina. En estas semana ya sabe cocinar arroz, pasta y a hacer la limpieza de la cocina. Se siente feliz por estar ayudando a las familias mientras aprende. Nunca se hubiera imaginado que él podría ayudar a tanta gente.
Aissam El Moussaqui es un joven marroquí de 16 años. Le gusta la cocina, le gusta elaborar platos y servir a la gente. Lo tiene claro, quiere ser cocinero. En pocas semanas ha aprendido a cocinar cordero y verduras. Le gusta mucho la experiencia que está viviendo, que sin duda volvería a repetir, por lo que está haciendo y por “el buen rollito” que hay entre los compañeros. Como Zakaria, nunca hubiera imaginado que podría estar ayudando a tantas personas.
En las semanas que llevamos en Cuatro Vientos han surgido historias que nos hacen renovar el significado de la palabra solidaridad. “Tenemos un chico marroquí que salió del centro de menores y no tenía a dónde ir, pero sí tenía muchas ganas de hacer el curso. Uno chico español, de los que está también formándose, escuchó su situación, lo habló con su padre y le ofrecieron una habitación en su casa. Llevan dos semanas conviviendo y ahora son muy buenos amigos. Me gustaría resaltar la importancia de su solidaridad y ayuda, sin buscar nada a cambio, a un compañero que lo necesitaba”. Carolina Mónaco.
Santiago Abad es formador de cocina. Es cocinero desde hace 30 años. Le atraía algo que no había hecho nunca, enseñar. Fue también entrenador de fútbol y había trabajado con chicos vulnerables. “La mayoría de jóvenes en España, lo tienen todo. Sin embargo, a estos chicos les falta de todo. Cuando trabajaba en la cocina, veía cómo tenían que esforzarse mucho más, a los jóvenes más vulnerables se les pide más, tienen que demostrar más y dar más para salir de su situación. Y todo esto solos. Normalmente, nadie los apoya”.
Han surgido otras iniciativas de la gente del barrio que merecen ser contadas, como la puesta en marcha por Jero García.
"Mi gimnasio, La Escuela de Boxeo, se encuentra en el barrio de Lucero, uno de los más golpeados por la necesidad durante el COVID-19. Desde allí vi cómo se formaban las cada vez más largas y numerosas ‘colas del hambre’ y cómo la sociedad se movilizó para ayudar. Entre ellos, me encontré con mi amigo Chema de Isidro, chef y formador de la ONG CESAL, que junto al voluntariado de Turismo de Solidario y con el apoyo del Concejal del Distrito comenzaron a cocinar en el Colegio de Santa María de Lucero.
Inmediatamente nos sumamos para aportar nuestro granito de arena. Primero, durante el confinamiento, recaudamos donativos a cambio de clases de boxeo online; y después, una vez fuimos pasando de fase y reabrimos el gimnasio, apoyamos cambiando kilos de comida por nuestra camisetas deportivas.
Una vez que se trasladaron al Mirador de Cuatro Vientos, he ido a visitarlos en varias ocasiones. Es muy emocionante todo lo que he conocido de los jóvenes, de sus vivencias y de lo inspirador que es ver cómo han asumido la responsabilidad de apoyar a la sociedad.
Muchos de estos jóvenes no tienen salidas y esto les produce desidia y hasta caer en malos hábitos. La falta de metas y valores es sintomática pero veo cómo con esta formación, teniendo profesores que son referentes para ellos, al igual que llevo viviéndolo durante años con el deporte, adquieren una constancia y disciplina admirables. Darles esta oportunidad les hace crecer porque tienen objetivos a corto plazo, tangibles, que les retan y motivan. Ellos aprenden con nosotros pero nosotros también tenemos mucho que aprender de ellos".
Esta iniciativa es posible gracias al Ayuntamiento de Madrid, a la Junta de distrito de Latina y a empresas como Ferrovial y Reale, de cuya colaboración hablábamos hace unos días. También lo es gracias a ti.
Como te decíamos al principio, lo que tú estás haciendo ES MUCHO MÁS que procurar el cuidado que necesitan muchas familias ahora mismo. Estás contribuyendo al futuro de una parte de la juventud que requiere de una atención especial.
Ayúdanos a seguir adelante y a que más jóvenes encaucen sus vidas. DONA
¡Gracias!