La preservación de cuencas hidrográficas en la República Dominicana es vital para ampliar la capacidad del uso de agua para consumo humano, irrigación a terrenos cultivables y la implementación de medios de vida que permitan el desarrollo socioeconómicos de zonas vulnerables de esa nación caribeña.
Antonio Benete y Alfonso Morillo así lo destacaron al exponer durante la celebración de la Semana del Agua sobre dos experiencias de Cesal ejecutadas en la región Sur de ese país, con criadores de peces y agricultores.
En la Semana del Agua participaron organismos estatales y representantes de organizaciones no gubernamentales que auspician el Pacto del Agua, en una nación que confronta problemas en el uso positivo de sus recursos hídricos.
Benete habló sobre la generación de medios de vida sostenibles en la gestión integral de recursos hídricos, con trabajos en la preservación de la cuenca del rio Las Damas, ubicado en la parte norte del Parque Nacional Sierra de Bahoruco.
Un programa, con duración de cuatro años (2019-22) y que se aplica en el marco de acciones que busca la reducción de la pobreza en la zona de influencia de los Parques Nacionales de Foret de Pins y Sierra de Bahoruco, ubicados en la frontera de Haití y la República Dominicana.
“Aplicamos estrategias de adaptación al cambio climático, a través del programa que apoya la Agencia de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), teniendo como socio local a la Grupo Jaragua”, explico el representante de Cesal en la República Dominicana.
De inmediato paso a detallar las acciones en el territorio: “el proyecto incide en los poblados de Polo, Mella y Duverge, que es la parte Norte de la Sierra de Bahoruco. Estamos incidiendo en una zona de alta vulnerabilidad, la cual presenta los mayores niveles de pobreza multidimensional del país”.
“Cuando decimos alta vulnerabilidad no solo nos referimos a la pobreza monetaria, sino también a la falta de servicios sociales básicos como es el agua, el saneamiento, la seguridad alimentaria o la vivienda. Nos encontramos interviniendo en uno de los ecosistemas más importante de la República Dominicana y el Caribe, no solo por el nivel de extensión, que es muy importante, 4,858 kilómetros cuadrados, con especies endémicas regionales amenazadas, acotó Benete.