La historia de Fátima es muy parecida a la de miles de personas actualmente en España. A sus 45 años, la pandemia mundial que nos asola no solo la dejó sin trabajo, sino en una situación de soledad que le dificultaba encontrar soluciones y apoyo para enfrentarse a las facturas y al futuro.
Después de cursar bachillerato en su ciudad natal, se formó como costurera y en peluquería, se trasladó a Dubai y ahorró “para ser independiente y viajar en busca de una vida mejor”. “Desde que llegué a Madrid en el año 2006 no paré de trabajar: como empleada del hogar, cuidando a personas ancianas, como camarera de pisos, como interna cuidando a niños; no he parado de trabajar con personas, de aprender, de cuidar…”.
La vida de Fátima es una historia de trabajo duro y cuidados, lo que la llevó en el año 2020, justo antes del COVID-19, a volver a Marruecos a cuidar de una de sus hermanas que estaba enferma. “No podía imaginar que al volver a España iba a pasar esto. Volví el primero de marzo y el 20 ya estaba el coronavirus”. Una situación que comparte con miles de personas que día tras día acuden a CESAL en busca de ayuda, compañía, formación y trabajo.
Durante la pandemia, al enterarse de que los hospitales necesitaban refuerzos, no lo dudó “al menos, durante este año, pude ayudar un mes y medio en la limpieza de un hospital durante el confinamiento y, en agosto, haciendo una suplencia durante otro mes. Pero fue muy poco, en todo el año 2020 solo pude trabajar dos meses y medio”.
Esta situación fue muy complicada, “estaba yo sola, teniendo que pagar un alquiler y sin dinero ni para comprar comida. Tenía miedo a perder mi casa y encontrarme en la calle. Casi ocho meses sin ningún ingreso, he tenido mucho miedo de quedarme en la calle”.
En esos momentos tan duros, se acercó al CEPI de Tetuán, que gestiona la ONG CESAL, porque “todo el mundo del barrio me hablaba de vosotros, me decía que ayudáis mucho a la gente y que os quieren mucho; por eso vine en septiembre tras quedarme sin trabajo en el hospital”. En CESAL “me han ayudado con alimentos, con las citas para servicios sociales y, sobre todo, acompañándome. Estaba desesperada, angustiada, incluso me subía la tensión, pero aquí he descansado. La gente de la ONG, como Marta (equipo técnico de empleo), es como si fuese de mi familia”, señala Fátima.
“En este tiempo he seguido buscando trabajo continuamente, pero ante la falta de oportunidades, un día me llegó la difusión de que empezaba un curso de limpieza, así que me apunté de inmediato”. Tras el mes de teoría, Fátima explica que “en el curso de limpieza nos han enseñado cómo trabajar, a comunicarnos mejor y cosas muy útiles y ahora todos estamos deseando encontrar un trabajo”. Ahora explica que quiere “una vida normal, como todo el mundo. Un trabajo más estable. Siento que ya han pasado los momentos más duros y espero que todo cambie a mejor. No solo para mí, sino para muchas personas que lo están pasando mal”
De esta manera, Fátima ha sido una de las 13 personas que han formado parte del curso de limpieza que CESAL ha impartido a un alumnado de entre 23 y 62 años de Venezuela, Senegal, Camerún, Marruecos, Honduras, Nicaragua y Perú.
Cristina Martín, coordinadora del área de empleo de la ONG CESAL, señala que “este proyecto ha venido a reflejar la gran motivación que la gente tiene por seguir formándose y encontrar empleo. Para la inscripción de este curso en la primera semana tuvimos más de 70 solicitudes”.
En este contexto, Martín añade que “nuestra ONG está ofreciendo cursos de formación con una alta demanda en el actual mercado laboral, por esto lanzamos el curso de limpieza, al que le seguirán otros similares y también formación sociosanitaria y formación para atención al cliente en alimentación”. Estas son las prioridades de CESAL en estos momentos: ayudar a la emergencia del coronavirus y ofrecer vías para que las personas encuentren un trabajo para valerse por sus propios medios.
“Muchas personas vienen buscando ayuda, tras habernos conocido en el reparto de alimentos que CESAL realiza desde marzo de 2020 o el trabajo que realizamos de acompañamiento. Muchos perfiles son como los de Fátima: personas adultas, totalmente integradas en la sociedad que llevan años esforzándose y trabajando y que, con la crisis actual, se ven desamparadas por la falta de redes personales o baja cualificación. Nosotros procuramos que encuentren una oportunidad para mostrar lo que saben y valen para el mercado laboral”, concluye Cristina Martín.
El curso, comprendido en el proyecto ‘Creando oportunidades’, financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y el Fondo Social Europeo; comprende un mes de teoría y habilidades sociales + 1 mes de prácticas laborales.
El alumnado del curso, ya ha comenzado sus prácticas laborales en colaboración con la empresa de servicios Team Service, que les da la oportunidad de enfrentarse al trabajo en lugares como el Ministerio de Agricultura, en la Universidad Eclesiástica de San Dámaso o las Instalaciones de Radio Televisión Española.